lunes, 13 de octubre de 2014

ANTE LA BEATIFICACIÓN DE PABLO VI

La arrolladora y mediática figura de Juan Pablo II ha dejado un tanto en la sombra a Pablo VI. Y sin embargo, él fue el gran impulsor de la renovación de la Iglesia que está en marcha. Juan XXIII tuvo la inspiración divina(pues humanamente su decisión no tiene otra explicación posible)de convocar el Vaticano II. Pero cuando murió, sólo se había celebrado una sesión, durante la cual no se hizo púlico ningún documento; y, a tenor de lo que marcaba el Derecho Canónico, el Concilio debía terminar. Pero Pablo VI decidió que siguiera adelante, a pesar delas enormes dificultades. Y fue él quien aprobó y firmó todos los documentos del Vaticano II. En línia con lo que pedía el Concilio, impulsó a la Iglesia a salir de su misma y de su visión visión eurupea de la fe. Realizó diez viajes a todos los continentes, fue al encuentro de los hermanos separados en sus abrazos con el Patriarna Atenágoras I, con el arzobispo anglicano Ramsey y con el Patriarca de los armenios. Además, centró la misión de la Iglesia en la Evangelización y en la preferencia por los más pobres; e impulsó el desarrollo de los derechos humanos y la implantación de la justicia en el mundo como parte integrante del Evangelio. En las Naciones Unidas pronunció su ya famoso nunca más la guerra e invitó a gastar en desarrollo al menos una parte notable de lo que se gastaba en armas. Y potenció con valor el papel de la familia y la vida, a pesar de la dura oposición que tuvo que soportar. Hacia dentro de la Iglesia, comenzó la internacionalización del colegio cardenalicio; alentó la colegialidad en el gobierno de la Iglesia, mediante la creación del Sínodo de Obispos y el desarrollo de las Conferencias Episcopales; puso gtan interés en el foprtalecimiento de la fe y en mantener su identidad; situó en su lugar el papel de la devoción y del culto a la Virgen; nos recordó a todos que la alegría un signo del Evangelio que nos salva; y llevó adelante la reforma ltútgica, que tambbién le trajo mucho sufrimiento. Son algunos aspectos que todavía noasotros estamos intentando llevar a la vida, pues las grandes reformas, dentro y fuera de la Iglesia, son lentas y trabajosas. Murió el 6 de agosto de 1978,rodeado de una gran incomprensión y de una profunda soledad. Pero con una prefunda paz interior y una gran esperanza, como se ve en su Testamento. El papa Francisco, al beatificarle el próximo domingo, nos está recordando su doctrina y su santidad de vida. Yo tuve la suerte de conocerle personalmente y de saludarle en el Coledio Español, donde vino dos días de haber sido elegido, a visitar al Cardenal de Toledo, que había caído enfermo. Y bajo su pontificado se desarrollaron los años de mi formación teológica. Hoy sigo dando gracias a Dios por su vida y su servicio a la Iglesia.

viernes, 3 de octubre de 2014

"SI DIOS NO EXISTE, TODO ESTÁ PERMITIDO". DOSTOYEVSKI

Esta afirmación del gran novelista ruso F. Dostoyevsk ha hecho derramar toneladas de tinta a los filósofos. Y viene a poner de manifiesto que, sin Dios, resulta imposible establecer los fundamentos de una ética válida para todos y que obligue en conciencia a todos. Es verdad que muchas personas no creyentes tienen una gran calidad ética y son verdaderos ejemplos de grandeza moral. Pero la cuestión es otra: ¿Por qué tiene validez para todos y en todas partes un principio moral? Entre los diversos intentos, están el utilitarismo (es bueno lo que resulta útil); el hedonismo (es bueno lo que proporciona placer); el consensualismo (es bueno aquello que consensuamos entre todos)... Pero todas estas posturas terminan por caer en el relativismo moral: lo que es bueno hoy, puede considerarse malo mañana; y lo que es bueno para tí, puede que no lo sea para el vecino. De tal manera que yo no he visto la posibilidad, por mucho que he reflexionado, de contradecir a Dostoyevski,"Si Dios no existe, todo está permitido" A no ser que queramos identificar lo que es ético con lo que es legal. Pero eso daría nueva base al relativismo, que consiste, dicho en pocas palabras, en que en este mundo, "nada es verdad ni mentira, pues todo depende del cristal con que se mira". La falta de convicciones morales profundas es la que ha llevado al desarme moral de la sociedad española. El aspecto más hiriente de esta falta de valores es, en estos días, todos los asuntos de corrpción que están aflorando en cuanto al uso de fondos públicos por parte de responsables políticos, empresariales y sindicales. Pero dicha corrupción no se debería limitar al uso de los fondos públicos, sino que abarca así mismo la hoestidad en el desenpeño del trabajo, la fidelidad a la palabra dada, la sinceridad con las personas cercanas y no cercanas, el respeto a la dignidad del otro y a todos sus derechos... Pienso que el problema de fondo que tenemos es la falta de valores compartidos y la nula educación en valores. O lo que es igual, que hemos perdido el norte y no sabemos ya qué es el bien y qué es el mal. Y en este erial, son muchos los que consideran que el bien y el mal no existen. Y que, sin principios, se puede hacer cualquier cosa, con tal de que no me pillen en falta.