viernes, 31 de agosto de 2012

FRENTE LA AGRESIVIDAD, LA PAZ DEL CORAZÓN

Vivimos en un ambiente social crispado. Pienso que una de las causas son las dificultades económicas por las que atraviesa una gran parte de la sociedad y la falta de trabajo en que se encuentran cerca de cinco millones de españoles. A ello hay que sumar la actitud de los medios de comunicación que, en su legítimo afán crítico con el gobierno de turno, se olvida de la verdad de las cosas para acrecentar la oposición al adversario político o ideológico. Y si a ello añadimos el cinismo con que mienten numerosos políticos, el no cumplimiento frecuente de las leyes por parte de los que ejercen el poder y la ideologización de los jueces, comprendo que el ciudadano se irrite y se haga agresivo. ¡Es el derecho al pataleo!
Aunque en su raíz profunda la agresividad no es mala, porque es la reacción que nos impulsa a defendernos ante las dificultades, cuando se convierte en un clima social y nos contagia, es francamente desctructiva. Nos impide reflexionar, buscar la verdad y comportarnos de una manera justa. De ahí la importancia que tiene la paz del corazón. Desde el punto de vista evangélico, es un fruto del Espíritu Santo; y desde el punto de vista meramente humano, es la actitud que nos permite ser nosotros mismos, encontrar lo mejor que hay en nuestro corazón y desarrollar valores tales como la bondad y la misericordia.
Esa paz, tan necesaria para vivir con alegría y esperanza, es muy útil para todos nuestros comportamientos. Por eso suelo decir a las personas cercanas que intencen no ejercer violencia jamás, ya que la violencia que se ejerce con las personas e incluso con los instrumentos, jamás logra nada positivo de ellos, pero sí que los estropea.

 

martes, 14 de agosto de 2012

MARÍA, SEÑAL DE ESPERANZA CIERTA

Poco después del concilio de Éfeso, que definió el año 341 que María puede ser llamada Madre de Dios, se comenzó a celebrar una fiesta de la Virgen el día 15 de agosto. Para nosotros, los católicos, antes de la definición de la Asumción a la Virgen en cuerpo y alma al cielo por Pío XII, el año 1950, y especialmente después, dicha fiesta celebra la Asunción de la Virgen María.
El significado de esta fiesta nos lo explica el concilio Vaticano II, al decir qie María "es la imagen y el comienzo de la Iglesia, que llegará a su plenitud en el siglo futuro". Es decir, es el anuncio de lo que seremos cada uno de los hijos de Dios más allá de la muerte: viviremos con Dios, en Dios y para Dios, cuando nos resucite con la fuerza de la resurrección de su Hijo, Jesucristo. Porque la vida del hombre, "no termina, se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna  en el cielo"
La fuente de la esperanza cristiana es la resurrección de Jesucristo. Pero la Asunción de María nos enseña que todos y cada uno estamos llamados a resucitar en el último día, como ya ha resucitado nuestra Madre por especial privilegio. Por eso nos dice el Concilio que María "brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo". De momento, mientras vamos de camino, como Madre nuestra que es, nos señala a su Hijo y nos dice lo mismo que dijo a los sirvientes en las bodas de Caná: "Haced lo que Él os diga". 

miércoles, 1 de agosto de 2012

EL MAL EJEMPLO DE "LOS PADRES DE LA PATRIA"

Uno de los efectos más perniciosos de la situación presente es la crisis de valores y el mal ejemplo de numerosos ciudadanos que ocupan cargos públicos. Por poner sólo algún ejemplo, nos podemos fijar en el derroche y en las deudas contraídas con empresas, con la certeza de que no las podrán pagar; en la negativa a acudir a las reuniones que convoca el ministro responsable; en no pagar las deudas contraídas con los ciudadanos; en cebarse con los más pobres, como ha hecho Cataluña al no pagar las residencias concertadas de mayores o como hace Andalucía, que abona menos de dos euros al día por persona para la alimentación de los niños de las Escuelas hogar... Y no digamos nada de los casos de corrupción, como los tan conocidos de Marbella; o de los falsos "eres" de Sevilla; y del tremendo cinismo con el que mienten a sabiendas.
Yo comprendo que muchos políticos no acepten que se pueda hablar de Dios, ni de derecho natural. Así se puede erigir cada uno en una especie de oráculo que está por encima del bien y del mal. Lo peor de todo no es, con ser grave, el mal uso que hacen del dinero público, sino el pernicioso ejemplo que ofrecen a los ciudadanos "los padres de la patria".