miércoles, 28 de diciembre de 2011

ANTE LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

Este año, la fiesta de la sagrada Familia se celebrará el día 30 de diciembre. Y nos invita a profundizar en la importancia de la familia en la vida de la persona. Cuando hablo de familia, me refiero a esa institución que nace del matrimonio estable entre personas de diferente sexo, para ayudarse en todo, para prolongar la vida humana sobre la tierra y para educar los hijos.
La familia es la que, con su amor y su clima de diálogo, forja nuestra personalidad más profunda. Es ella que cuida de nuestra salud y de nuestro desarrollo, cuando todavía no podemos valernos por nosotros mismos; la que educa nuestra afectivad y nuestra voluntad; la que nos inculca los valores básicos que necesitamos para ser personas libres y creativas; y la que nos introduce en la sociedad, a través de la preparación continua para la convivencia y para el trabajo.
La importancia de la familia se está poniendo a prueba en la España actual, cuando hay muchos jóvenes que tienen que regresar al hogar por falta de trabajo y de medios; y cuando los abuelos, con sus modestas pensiones, se han convertido en la verdadera seguridad social de sus hijos y de sus nietos. También, cuando hay que cuidar a los mayores y cuando hay que sacar a alguno de los miembros que han caído en la droga o en la ludopatía.
La mayor torpeza de un gobernante consiste en minar la estabilidad familiar y en querer que el Estado asuma la educación y la socialización de los hijos. Y en no apoyar a la familia. La violencia juvenil, la falta de valores y el fracaso escolar tienen mucho que ver con la desestructuración de la familia.
Como institución natural, se tiene que basar en el diálogo constante, en la fidelidad, en el respeto mutuo, en la ayuda para que el otro se desarrolle y sea él mismo, en la libertad para expresar las deas y sentimientos y en el amor que se renueva cada día a base de detalles, de valoración leal y positiva de la conducta del otro, y de manifestaciones de cariño.
Los cristianos sabemos que este tipo de familia es posible, porque Jesucristo nos ha liberado para amar, nos enseña a darnos al otro con cariño, nos anima a perdonar cuando el otro se dejó llevar por la debilidad y manifiesta arrepentimiento, y fortalece nuestra confianzo en los demás.

sábado, 24 de diciembre de 2011

EL HIJO UNIGÉNITO DE DIOS HA NACIDO EN BELEN

Los cristianos celebramos esta noche el nacimiento de Jesús de Nazaret en Belén. Hombre cabal y perfecto por su madre; y Dios de Dios, por su Padre. Pues como confesamos en el Credo, Jesús es Dios y hombre verdadero. Es el Cristo, el Mesías esperado, que ha venido al mundo.
El que existía desde siempre en el seno de Dios Padre, ha entrado en nuestra historia, para que los hombres participemos de la vida divina. Se ha hecho hombre mortal, para que participemos de la vida de Dios. Ahora somos sus hijos adoptivos por la fe y el bautismo.
Todos los que estáis enfermos o sufrís por cualquier otro motivo, levantad vuestra mirada a Dios, que os ama como un Padre. Como amó a su Hijo Jesucristo cuando lo vio en una cruz.
Todos los que estáis tristes por la pérdida de un ser querido, sabed que volveréis a encontrarlo más allá de la muerte y de las lágrimas.
Todos los que os encontráis solos, no olvideis que Dios está a vuestro lado y os anima a descubrir su presencia. Quizá, en la sonrisa de un niño o en la mirada de alguien que llama a la puerta y se detiene junto a vosotros.
Todos los que habéis perdido la fe y la esperanza, acercaos a Belén, donde os espera nuestro Padre Dios en la debilidad de un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Abrid el corazón a la esperanza y a la Vida. ´
Y todos los que compartís esta fe, dad gracias al Señor por el milagro de creer; y demostrad con vuestro amor, con vuestra cercanía a los que suifren, con vuestra solidaridad con los que carecen de trabajo y con vuestra capacidad de escucha, que efectivamente Dios, el Dios humano de Belén, ha nacido en vuestro corazón y os ha enseñado que el amor es el camino hacia la Vida, la estrella que nos lleva a Belén y la luz que brilla en las tinieblas de un mundo encerrado en si mismo y en su miseria moral.

lunes, 12 de diciembre de 2011

ALEGRAOS EN EL SEÑOR

A medida que se acerca la fiesta de Navidad, se nos invita a vivir con alegría. Dicha alegría no es un sentimiento pasajero ni la satisfacción por haber adquirido en el mercado algo que echabas de menos y que te proporciona un placer más o menos satisfactorio. Tampoco es la euforia de quien se ve sorprendido por algún acontecimiento favorable. Es la alegría teologal, la alegría que viene del Espíritu Santo y que te colma de una sensación estable de plenitud y paz interior. Te da una sensación gratificante de confianza en Dios, en la vida que has elegido y en ti mismo. Es la alegría que te trae Jesucristo al conmemorar su nacimiento en Belén
Esta alegría profunda permanece contigo en medio de las preocupaciones, de los contratiempos y de los sufrimientos de la vida diaria, porque es un don de Dios y nada ni nadie la puede arrancar de tu corazón. Te permite vivir con serenidad alegre en medio de las tormentas de la existencia y no te la puede arrebatar nadie, porque es la irradiación luminosa de la presencia de Jesucristo en tu corazón. Por eso decimos que la fe nos hace libres, porque sostiene nuestra nuestra fortaleza interior y nos permite vivir sin arrodillarnos ante nadie que detente el poder y sin necesidad de adular a nadie. Porque Dios nos ha hecho libres, sólo nos arrodillamos ante el desvalimiento de un niño que nace en un pesebre y ante las personas pisoteadas para ayudarlas a levantarse.
El camino hacia esa alegría interior ya le conoces: una fe que se reaviva cada día al contacto con el fuego divino, en la oración; un amor que se alimenta de Jesucristo en la sagrada Eucaristía, en la Palabra y en el servicio a los más abandonados; y una esperanza que hunde sus raíces en la contemplación sosegada de lo que Dios ha hecho por nosotros, como nos enseña el Salmo 136, ese que hace exclamar al salmista lleno gratitud a Dios: "Porque es eterna su misericordia".

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ABRIR EL CORAZÓN A JESUCRISTO

Al comienzo de su pontificado, Juan Pablo II invitó a los jóvenes, y a todos los cristianos, a abrir de par en par las puertas a Jesucristo. La pregunta que se hacen numeronas personas es ésta: ¿Como puedo abrir el corazón a Dios? Se me ocurre un conjunto elemental de sugerencias que te pueden ayudar en este cometido.
La primera consiste en reflexionar, analizar tu vida y eliminar del corazón todo lo que puede ser un obstáculo a la presencia de Dios: ambiciones, envidias, orgullo, rencores, falta de sinceridad para con los demás y para contigo mismo, superficialidad... Por propia experiencia, sé que los resultados, más que una conquista humana, son un regalo de Dios. Algo así como el resplandor de su Presencia en tu alma. Pero es necesario que tú reconozcas tus pecados con humildad y que le pidas al Señor que limpie tu espiritu de todo mal y de toda actitud contraria al amor.
La segunda, intensificar tu deseo de hallar el rostro de Dios. Y como nos dice san Pablo que Cristo es el rostro de Dios vivo y la impronta de su ser, intensificarás tu deseo de ver el rostro de Dios, en la medida en que profundices en el conocimiento de Jesucristo: leyendo y meditando cada día el Evangelio; estudiando cuanto enseña sobre Él el Catecismo de la Iglesia Católica; preparando la celebración de la Eucaristía del domingo (¿Qué pide la Iglesia a Dios en la oración colecta? ¿De qué le vas a pedir perdón? ¿Por qué le vas a dar gracias? ¿Para quién le vas a pedir su ayuda? ¿Qué te dicen las lecturas?...); Y finalmente repitiendo pequeñas jaculatorias a lo largo del día: Oh Dios, Tú eres mi Dios, por tí madrugo; Señor, ven en mi auxilio; Padre, me pongo en tus manos; creo, Señor, pero aumenta mi fe; gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra...
La tercera, dedicar unos minutos al final de la jornada para descubrir qué te ha ofrecido Dios a lo largo del día; cómo ha salido a tu encuentro en las personas con las que has tratato; y cómo has tratado tú a las personas con las que te has cruzado o con las que has convivido
Por fin, seguir pidiendo con el salmista: "Tu rostro buscaré, Dios mío; no me escondas tu rostro", "Como busca la cierva corrientes de agua viva, así te busco yo, Dios mío"; "Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme...

lunes, 28 de noviembre de 2011

REAVIVAR LA ESPERANZA

El tiempo de Adviento nos invita a abrir nuestro corazón a Jesucristo, y las lecturas de la misa nos animan a centrar nuestra mirada en la venida del Señor. A lo largo de la primera semana, se fijan en la última venida de Jesucristo, cuando vendrá sobre las nubes del cielo al encuentro de la humanidad. A partir del día 17, nos invitan a meditar su primera venida, el nacimiento de Jesús en Belén. Y entre esta primera venida, que conmemoramos el día de Navidad, y la última, como Juez universal, al final de los tiempos, la Iglesia nos recuerda una tercera: la que acontece cada día en el corazón de los creyentes. Porque Jesucristo está viniendo diariamente en su Palabra, en la Eucaristía, sacramento del Perdón, en los diversos acontecimientos y, de manera especial, en cada hermano dolorido que nos encontramos por la vida.
Por eso, el Adviento es tiempo de esperanza. Pero un gran número de personas han cerrado su corazón a Dios y ya no esperan nada ni de Dios ni de los hombres. Dicen que venimos de la nada y que vamos camino de la nada, de la desaparición total. Otras viven en la superficie de las cosas y sólo espera placeres efímeros y metas perecederas. Por eso han convertido la Navidad en una especie de fiestas del invierno.
Por supuesto que me preocupa y me duele esta cultura cerrada a la esperanza y a un futuro digno de tal nombre. Pero también me preocupa el desaliento de numerosos cristianos, entre los que hay muchos sacerdotes, que se quejan de que la Iglesia se ha cerrado al mundo moderno, en el que sólo ve males y no ve signos de la presencia del Espíritu. Por se resigna con volver a las formas devocionales del pasado y a encerrarse en los templos. Aunque hablan de evangelización más o menos nueva, no tienen verdadera esperanza. Quizá porque sólo esperan que cambien los demás. Pero la esperanza es el don gratuito que Dios nos regala a cada uno cuando nos recuerda que estamos llamados a ser santos y que también hoy contamos con la fuerza del Espíritu Santo; cuando nos invita a reconocer nuestro pecado y a cambiar de vida; cuando nos anima a aportar nuestro grano de mostaza para que el mundo cambie... Porque las grandes transformaciones de la historia comienzan en el corazón del hombre. y ese hombre somos cada uno. Como nos dijo Juan Pablo II, tenemos que abrir de par en par el corazón a Jesucristo. ¿Que cómo se puede hacer? Ya hablaremos otro día.

jueves, 24 de noviembre de 2011

ANTE UNA NUEVA ETAPA

El viernes día 18 de noviembre me recibió el señor Obispo. Me había llamado el día anterior para comunicarme que cesaba como Delegado de Medios de Comunicación del Obispado. Es un relevo normal. En una de mis primeras entrevistas con él, cuando había tomado posesión del Obispado de Málaga, le manifesté mi deseo de seguir trabajando en esta diócesis y de seguir incardinado en la de Toledo, donde me ordené. Además, le dije que mi decisión de seguir trabajando aquí no implicaba condiciones, pues como Obispo de la diócesis a quien debo obediencia, podía disponer de los cargos que me había encomendado su predecesor: Profesor de Teología Fundamental en el Seminario Mayor y en el Instituto de Ciencias Religiosas, Párroco de Santa María Estrella de los Mares y Delegado de Medios de Comunicación del Obispado.
Ahora ha considerado que había llegado el momento de relevarme como Delegado de Medios. Al conocer la noticia, muchas personas me han preguntado cómo me encuentro. Y les aseguro que lleno de paz interior y abierto a iniciar nuevos proyectos para dar a conocer el Evangelio. En la Delegación de Medios de Comunicación he disfrutado mucho durante todos estos años, sostenido y ayudado por un equipo formidable de periodistas y de voluntarios. Juntos, como hermanos en la misma fe, iniciamos la publicación del semanario DIOCESIS; hemos abierto y mantenido varios programas de radio; iniciamos la página Web de la Diócesis en condiciones muy precarias, hasta que llegó ese gran profesional que es el informático del Obispado; hemos confeccionado y se sigue confeccionando la página religiosa de periódicos; participamos en la experiencia de Popular Televisión, hasta que nos la cerró la Junta de Andalucía y mandó a varios profesionales al paro; montamos la primera televión y la primera radio en internet, que están ahí y mejoran por días; hemos publicado libros... Han sido unos años apasionantes de creatividad y de trabajo para dar a conocer el Evangelio. La Conferencia Episcopal reconoció nuestra tarea con un premio Bravo; el periódico SUR, con un premio a la página Web; y nuestros amigos de radio Vaticana, con diversos encargos para sus emisiones y con su inestimable ayuda para las nuestras.
Por supuesto que hemos cometido errores y hemos podido hacer mejor muchas cosas, pero nos hemos ayudado a reconocerlos y a superarlos, siempre con una actitud de crítica positiva y con el eslogan de que la palabra imposible no existía en nuestro diccionario.
Como véis, son motivos suficientes para dar gracias a Dios por esta hermosa tarea. Y para darle gracias por la calidad humana, creyente y profesional de todas las personas con las que he tenido la fortuma de trabajar. Entre ellas, han constituido un formidable apoyo, desde el anonimato, las personas encargadas de empaquetar y de repartir la revista DIÓCESIS.
Y ahora, a comenzar nuevas aventuras: en la página Web de la parroquia, en el Blog, en un nuevo libro, éste sobre los frutos del Espíritu Santo, que tengo iniciado y en los periódicos que me abran sus puertas.
Pues como he escrito y he dicho muchas veces, desde que empecé a trabajar en radio Vaticana en el año 1965, en el reparto de tareas, me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad: Hablar a Dios de los hombres y hablar a los hombres de Dios.

jueves, 17 de noviembre de 2011

JESÚS DE NAZARET, EL HOMBRE QUE DIOS PENSÓ

Cuando se lee atentamente el Evangelio, apredemos quién es Dios y cómo es Dios, cómo ama a los hombres y cómo se preocupa de nosotros. Basta con observar a Jesucristo, porque Él es el rostro humano de Dios, la mejor imagen que Dios nos ha dado de sí mismo. Por eso dijo Él a los suyos que quien le ha visto a Él, ha visto al Padre.
Al mismo tiempo, Jesús de Nazaret es el hombre más logrado, "el hombre que Dios pensó" antes de la creación. Como ha dicho un teólogo de nuestros días, Jesús es alguien tan humano, que sólo puede ser divino. Y por eso dice el Vaticano II que "el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado", que es "el hombre perfecto que restituyó a los hijos de Adán la semejanza divina deformada desde el primer pecado".
Esto quiere decir también que, sin el Evangelio, no nos podemos desarrollar con la plenitud a la que Dios nos ha destinado. Sólo Jesucristo nos libera del egoísmo, de la envidia, de la vanidad y de todo lo que nos impide crecer; sólo Él nos libera y nos capacita para amar hasta entregar la vida por el otro si es preciso. Por eso, aunque el cristianismo no es sólo un homanismo, sin Cristo no hay posibilidad de llegar a ser verdaderamente humanos.

domingo, 23 de octubre de 2011

ACRECIENTA NUESTRA FE, NUESTRA ESPERAANZA Y NUESTRA CARIDAD

En la oración colecta del domingo 23 de octubre, el treinta del tiempo ordinario, le hemos pedido a Dios Padre que acreciente nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Después de la misa, me decía una persona: yo se lo he pedido y se sigo pidiendo a Dios pero no veo los frutos.
Es verdad que la fe, la esperanza y la caridad son un don de Dios, un regalo gratuito. Pero tanto su ejercicio como su desarrollo dependen también de cada uno. Podemos decir que cada una de estas virtudes teologales es un proceso que se va desarrollando a lo largo de la vida del creyente.
Y no se desarrollan de una manera automática, sino que cuentan con la colaboración de cada uno de nosotros. Además, las tres están vinculadas entre sí, de forma que el crecimiento de cada una repercute positivamente sobre las otras dos. Pero, como he dicho antes, este desarrollo necesita la colaboración de la persona humana. De momento, me limito a señalar tres sugerencias que son imprescindibles para el mismo.
La primera es la práctica de la oración, porque la vida de fe es una vida de amistad y la amistad se alimenta del trato cálido con el otro. Y dentro de la oración, la forma superior de orar consiste en participar en la celebración de la Eucaristía, porque Jesucristo nos alimenta en con su Cuerpo y con su Palabra.
La segunda es el ejercicio. Igual que un deportista no es elegido para la selección si no entrena, la fe, el amor y la esperanza necesitan que cada día nos ejercitemos en obras de estas virtudes. No se trata de hacer nada extraordinadio, sino los pequeños gestos que nos permite la vida de cada día. Aprender a caminar en la presencia de Dios; tratar a cada persona que nos encontramos en discurrir diario como a un hijo de Dios; mirar más allá de la caducidad insignificante de las cosas, para vivir en un horizonte de esperanza.
Y la tercera sugerencia leer, reflexionar y estudiar. Entre otros documentos, tenemos a mano el Catecismo de la Iglesia Católica; el Youcat, que han manejado y manejan los jóvenes que han ido a la JMJ; y los documentos del Vaticano II. Están al alcance de unos conocimientos medios y nos pueden ayudar a profundizar en nuestra fe.

miércoles, 12 de octubre de 2011

OTRA MANERA DE HACER EXAMEN DE CONCIENCIA

Jesús nos invita con frecuencia a mirar nuestro corazón y nuestras acciones a la luz de la Palabra, para que la Palabra nos nos juzgue, nos guíe y nos fortalezca. Pero a veces encuentro a personas que tienen una mala imagen de sí mismas y que se ven torturadas por un sentimiento enfermizo de culpabilidad. O que no han logrado una madurez que las ayude a vivir la fe como un encuentro alegre con Dios, que transforma nuestra vida, nos llena de paz y nos inunda de esperanza.
En estos casos, les recomiendo una práctica que me ha ayudado mucho en mi vida de fe: revisar, al final de cada día, todo lo que Dios les ha ido dando y cómo les ha salido al encuentro. Para darle gracias y para acostumbrarse a descubrir su llamada en medio de los acontecimientos de la vida diaria. Y para pedir perdón, si no han sabido responder con generosidad a lo que el Padre les pedía. Lo importante es que descubran la presencia de Dios en su vida, la cantidad de gracias que regala a los suyos diariamente y el amor tan entrañable con que cuida de nosotros

lunes, 26 de septiembre de 2011

EL MES DEL ROSARIO

Desde tiempos antiguos, octubre es para los católicos el mes del rosario. Esta devoción mariana, tan sencilla como popular, tiene una gran deuda con santo Domingo y con los padres dominicos, aunque la costumbre de rezar avemarías mientras se meditaban los principales misterios de la vida del Señor es más antigua.
Era una forma de repartir al pueblo de Dios, que no disponía de libros ni sabía leer, el pan de la Palabra. Porque lo importante del rezo del resario es profundizar con la mente y con el corazón en los principales misterios de la vida, la muerte y la resurrección del Señor. Y se medita cada uno de estos misterios durante las diez avemarías que se rezan. Así vamos recorriendo despacio su encarnación, la visitación de María a santa Isabel, su nacimiento, su bautismo en el Jordán, su primer anuncio del Reino, hasta llegar a su muerte y a su resurrección, junto con la venida del Espíritu Santo. De esta manera, también en el rezo del rosario la Virgen nos remite a Jesús, como hizo en las bodas de Caná cuando, señalando a su hijo, dijo a los servidores: Haced lo que Él os diga.
A pesar de su aparente sencillez, esta devoción popular nos ayuda adentrarnos en el amor y en el conocimiento de Dios nuestro querido Padre, que se nos ha manifestado en Jesucristo y que nos sostiene con el Espíritu Santo. Y lo hacemos de la mano de María.

sábado, 17 de septiembre de 2011

OTRA MANERA DE COMENZAR LA JORNADA

Tengo un crucifijo a la cabecera de la cama y es lo primero que veo al despertar. Ya se ha convertido en un hábito rezarle cada día: Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo... Luego bajo al templo antes del desayuno y dedico un tiempo largo a ponerme en la presencia de Dios y repasar bajo su mirada el trabajo previsto y las entrevistas programadas. Así le encomiendo mi jornada, con sus miedos, sus alegrías, sus actividades más o menos habituales y todo cuanto me pueda llegar de improviso.
Meditar delante de Dios mis proyectos y tareas, me da la posibilidad de preguntarme qué me pide Él en cada caso, para darle gracias por su bondad, para pedirle ayuda en las dificultades y para descubrir cuál debe ser mi actitud en los casos más complejos.
Esta manera de comenzar la jornada, dedicando a Dios un tiempo razonable, me facilita mucho el trabajo pastoral, me proporciona fortaleza y me ofrece una gran serenidad para vivir la jornada. Es otra manera de comenzar el quehacer de cada día, de descubrir la presencia del Señor en los diversos acontecimientos y personas, y de afrontar cada instante como único.

domingo, 4 de septiembre de 2011

CAMINAR CON JESUCRISTO EN LA COMUNIÓN DE LA IGLESIA

No se puede ser cristiano en solitario. Por el bautismo, entramos a formar parte de una gran familia. Es lo que han experimentado los jóvenes que han acudido a Madrid, a la JMJ: a pesar de cada uno llevaba una bandera o hablaba un idioma diferente, todos se sentían unidos en la fe, como miembros de una gran familia. Y es lo que experimentamos cada domingo, al celebrar la eucaristía.
La Iglesia nos ofrece el CREDO que confesamos, la fe que nos identifica como miembros del Pueblo de Dios. Nos señala el CAMINO por el que se vive en la fe cristiana, esos diez mandamientos que se resumen en el amor a Dios y al hombre; un amor efectivo y afectivo, que se ve impulsado por las bienaventuranzas en las que resplandecen el horizonte de Dios y su presencia bienhechora. Finalmente, con los SACRAMENTOS nos da vida y nos congrega para escuchar la Palabra de Dios y para dejarnos trasformar por su presencia salvadora.
Es verdad que la Iglesia, santa por Jesucristo que es su cabeza, y por el Espíritu Santo que la vivifica sin cesar, está formada por hombres. Como tales, y a pesar de la vida nueva que hemos recibido, somos pecadores; y al igual que existe la comunión de los santos, existe también la comunión en el pecado que nos contamina. Pero a pesar de todo, el bien que hay en ella es inmensamente superior a ese mal que aportamos cada uno y que nos contamina a todos.
Quien se aleja de la Iglesia, por miedo a cargar con los pecados del otro, termina por alejarse de Jesucristo, que se encarnó en nuestra carne y en nuestra historia de pecado. Por eso decía el Papa en Madrid: Permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no escontrar nunca a Jesucristo o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.

martes, 30 de agosto de 2011

SEPTIEMBRE, UN MES CUAJADO DE FIESTAS DE LA VIRGEN

Son muchos los pueblos y ciudades que celebran en septiembre la fiesta de su Patrona. Entre las diversas advocaciones, sobresalen la del nacimiento de María, el día 8; la de Nuestra Señora de los Dolores, el día 15; y la de nuestra Señora de la Merced, el día 24.
Siguiendo las indicaciones del Vaticano II, que recogió después Pablo VI en su escrito "Marialis cultus, hay que evitar las exageraciones y quedarnos en el sentimentalismo, centrando nuestra devoción en estos cuatro verbos: Conocerla, amarla, invocarla e imitarla. Para conocerla, lo mejor es adentrarnos en lo que nos dice el Nuevo Testamento, muy poco, y en lo que dicen los textos litúrgicos de las fiestas de la Virgen. A todos los que deseen una presentación sólida y profunda, a la vez que sencilla, los invito a leer la "Marialis cultus", de Pablo VI. Aunque no es fácil hallarla en las librerías, se la puede buscar en internet.
Ese mayor conocimiento, acompañado de la oración, suscita en nuestro corazón el amor filial agradecido y tierno. Ese amor que se refleja en formas de oración tan cotidianas como el rezo del santo rosario y el rezo del "Angelus". No olvidemos que el amor nace del trato y que María es alguien que vive en Dios y vela sobre cada uno de nosotros, sus hijos
Fruto de ese mejor conocimiento, acompañado de la meditación y de la oración, es la costumbre de invocarla. La mayoría de las letanías del rosario son invocaciones breves y profundas, que pueden dar una respuesta a nuestras diversas situaciones vitales. Precisamente la plegaria más antigua que conocemos, entre las dirigidas a María, es esa que dice así: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
Y finalmente, imitarla en la hondura y la fortaleza de su fe, que la llevó a confiar en Dios en medio de todas las dificultades que tuvo que vivir. Y la fuerza de su amor y de su esperanza, que la mantuvieron firme junto a la cruz de su hijo. Ya sabéis: conocerla más, amarla con pasión de hijos, invocarla con la confianza de los niños e imitarla con la solidez de los adultos.

jueves, 25 de agosto de 2011

LA INSERCIÓN DE LOS JÓVENES EN LA PARROQUIA,

La parroquia es el lugar en el que nacemos a la fe y entramos a formar parte de la Iglesia por el sacramento del bautismo. Y respetando otras posturas, pienso que debe ser también el ámbito preferente en el que la persona omplete su iniciación cristiana. O sea, donde se reciban las correspondientes catequesis y los sacramentos de la comunión y de la confirmación. Y donde se inserte a los jóvenes en un apostolado activo. Se lo explicaba a una joven y a su madre, con ocasión de la JMJ. Por supuesto, es natural y necesario que si los hijos estudian en un colegio religioso, se aprovechen al máximo de la formación humana y cristiana que les ofrecen.
Pero los años de colegio pasan, y la parroquia permanece como ámbito de encuentro para crecer en la fe, para vivirla y para celebrarla cada domingo. Si no insertan en la parroquia cuando son todavía adolescentes ni la consideran su comunidad de vida y de referencia, les va a costar integrarse luego en una comunidad cristiana, cuando pasen a la universidad o cuando abandonen los estudios.
Por otra parte, la parroquia debe ser plural y abrirse a todos los carismas, sin discriminar a nadie y sin dar a ningún grupo la exclusiva. De momento, en la parroquia a la que sirvo hay catequistas de grupos cristianos muy diversos, pero a la hora de preparar a los catequistas y de presentar cada catequesis, formamos un todo plural y rico, que seguimos el mismo itinerario y nos centramos en presentar la fe de la Iglesia, evitando lo que pudiera sonar a proselitismo. Cada uno tiene su sensibilidad y presenta con libertad sus puntos de vista, pero intentamos ser sencillamente la comunidad parroquial, plural y rica en matices y en carismas.

lunes, 15 de agosto de 2011

BIEN VENIDO, SANTO PADRE

Resultan curiosas y rebuscadas las razones que alega esa minoría que se opone a la visita de Benedicto XVI. Como entiendo que son personas inteligentes, no vale la pena que me entretenga en desmontar sus pretextos inconsistentes. Pienso que la mayoría de los españoles, también muchos que no son creyentes, sabe valorar la importancia de esta visita, que va a llevar el nombre de España y de Madrid a todos los rincones de la tierra, y va a hacer resonar el nombre de Jesucristo en nuestros hogares. Desde aquí, le doy mi humilde bienvenida, querido Santo Padre.
Porque es usted un hombre sabio, de esos que necesitamos hoy, porque nos enseña a pensar y a analizar este momento en el que estamos viviendo. A buscar las raíces de su malestar y el horizonte que nos puede hacer más humanos
Porque su oposición razonada a todo tipo de guerras, también a la de Libia y a la de Afganistán, es un soplo de aire fresco para los que creemos en la no violencia y en el diálogo.
Porque ha tenido el coraje de denunciar la situación de hambre que sufren millones de personas en nuestro mundo, y ha sabido decirnos que la causa radical de la misma no es la falta de alimentos, sino la gran falta de valores y de voluntad política de los países ricos.
Porque es un hombre de Dios, que ha tenido el coraje de denunciar también los casos de corrupción dentro de la Iglesia, que ha pedido perdón a las víctimas en diversos encuentros, y ha impulsado que se les haga justicia y que se les preste toda la ayuda necesaria.
Porque sabe decir a nuestros jóvenes, y a toda persona de buena voluntad, que lo nuestro no es estar contra el mundo moderno, sino abrir caminos de justicia, de fe y de esperanza en medio de este mundo tan complejo. Por eso, nuestros jóvenes no roban comercios, ni destruyen el mobiliario urbano, ni recurren a las drogas, ni se presentan como indignados contra todo, sino que son portadores de un mensaje de esperanza, de amor y de alegría, también para el hombre actual.
Porque ha sabido presentar a Jesucristo al hombre de hoy, con el rigor que requiere una inteligencia fina y cultivada, y con la pasión de quien ha descubierto que Dios es una fuente de vida inagotable.
¡Bien venido, Santo Padre! Y gracias por su testimonio, por sus enseñanzas y por los sacrificios que implica este viaje para una persona de su edad. ¡Bien venido a nuestras casas, a su casa!

domingo, 7 de agosto de 2011

NO TENGAIS MIEDO

Es lo que nos sigue diciendo, ahora desde el seno del Padre, Juan Pablo II: No tengáis miedo de abrir de par en par las puertas a Jesucristo.
Y yo añado por mi cuenta: No tengáis miedo de compartir y de confrontar vuestra fe con otros jóvenes. No tengáis miedo de que Jesucristo os llame a dajarlo todo para seguirle. No tengáis miedo de que os critiquen las personas que no comparten nuestra fe. No tengáis miedo de que al profundizar en vuestra fe os surjan muchas preguntas incómodas. No tengáis miedo de confesar con la frente alta, a la vez que llenos de humildad, que queréis vivir la fe en Jesucristo dentro de esta Iglesia católica, apostólica y romana. De ésta, porque no hay otra.
Los signos de que vais por buen camino serán la alegría, la paz interior, la bondad y la grandeza de alma que empiezan a germinar en nuestro corazón.

domingo, 31 de julio de 2011

ARRAIGADOS Y EDIFICADOS EN CRISTO, FIRMES EN LA FE

No me explico que haya grupos que pretenden boicotear el encuentro de jóvenes de todo el mundo con el papa Benedicto XVI en Madrid. El hecho de que en torno a un millón de jóvenes de distintos países traten de encontrarse y de reflexionar por encima de fronteras, de ideologías y de idiomas es una impresionante apuesta de futuro. Son personas que se hacen preguntas, que creen que la utopía es posible, que están dispuestas a dialogar y que buscan un futuro más humano. Jóvenes que parten de la fe en Jesucristo.
De Santa María Estrella de los Mares van a acudir 20, entre chicos y chicas. En las diversas reuniones que he tenido con ellos, los he invitado a reflexionar y a mantenerse en situación de búsqueda. Porque lo suyo no es una excursión, sino una peregrinación en la que ellos desean encontrar lo mejor de sí mismos.
Pero me ha parecido interesante que se conozcan entre ellos más fondo. Aunque se conocen casi todos por su participación en la misa del domingo, los he invitado a presentarse y exponer qué desean encontrar. Las respuesta han sido tan sencillas como impresionantes. He aquí una pequeña muestra de lo que buscan: descubrir mi propia fe, madurar en todos los sentidos, hallar mi camino y el sentido de mi vida, encontrar amigos, conocerme a mí mismo...
Por mi parte, les he recordado que la fe viva es el mejor de los tesoros, y que Dios se da a conocer a todo el que le busca con sinceridad y constancia. Que ellos tienen que vivir su fe en el siglo XXI, el siglo de la era digital, de la lucha contra el hambre en el mundo y de la crisis de valores. Un siglo que dice buscar la paz y que ha comenzado con estallidos de violencia formidables. Un mundo que ya debería haber llegado a descubrir que las guerras no suelen resolver los problemas, sino aplazarlos; un mundo en el que muchos vemos que Dios, el Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo, es la mejor base para construir un futuro mejor.

martes, 26 de julio de 2011

LA VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI

Ante la visita del santo Padre a Madrid, se han levantado algunas voces contrarias a la misma. Unas, dentro de la Iglesia. De momento no voy a dialogar con estos hermanos en la fe, con los que comparto muchos puntos de vista. Seguro que los más importantes. Sólo deseo recordarles que la encarnación de Jesucristo y su presencia en la historia humana trae consigo convivir con el pecado. También con el mío y con el de estos hermanos que protestan contra la visita del Papa. La pretensión de pureza radical propia de los fariseos (en el sentido original y no peyorativo de este término), no sólo no abre las puertas a Jesús de Nazaret y a su estilo de vida, sino que se las cierra a cal y canto.
Pero ahora me voy a dirigir a los que se presentan como no creyentes, unos de modo individual y otros como miembros de diversos colectivos. A éstos les respondo sin rubor y con datos en la mano que la visita de Benedicto XVI beneficia a la sociedad española bajo diversos aspectos y no la perjudica en absoluto.
En primer lugar, nos beneficia económicamente (empiezo por lo que parece que critican más). Es verdad que va a suponer gastos de diverso tipo, pero son muy superiores los ingresos que va a generar: lo que estamos aportando los católicos españoles, lo que aportan diversas firmas y lo que van a gastar las personas que vendrán de otros países (ya va por medio millón las que se han inscrito).
La publicidad que van a hacer de España. Durante varios días, Madrid (y con Madrid, España entera) va a estar en la primera página de los medios de comunicación de todo el mundo. Es una publicidad que no tiene precio. Aparte de lo que luego cuente a los suyos cada uno de esos jóvenes que llegan de todos los puntos de la tierra.
El intercambio cultural. A los diversos conciertos de música y a las exposiciones que se han organizado con esta ocasión, hay que añadir lo que supone el intercambio directo de este medio millón de jóvenes con otros tantos jóvenes españoles. Es una riqueza humana de muy difícil valoración.
El enriquecimiento religioso. Porque una gran mayoría de la sociedad española nos confesamos y somos creyentes, cada uno a su nivel. Es un derecho que tenemos y una opción libre, que los demás harían bien en respetar. Y en un contexto cultural tan pobre en valores humanos, todo lo que sea crecer en valores evangélicos es una aportación de futuro rica y apasionante: de un futuro más justo y más humano. No olvidemos que debajo de la presente crisis económica hay una grave crisis de valores. Entre otros, de la justicia y de la solidaridad.
Me pregunto por qué tantos laicistas que se dicen defensores de la libertad, pretenden ahora negar nuestra libertad de vivir como cristianos, de organizar encuentros internacionales de este calibre, de presentar nuestra fe acompañados por el Papa y de dar testimonio público de la fe que porfesamos. De acuerdo con nuestra constitución, tenemos derecho a hacerlo. Y hay que preguntarse por qué intentan imponer a todos sus criterios y sus puntos de vista. Unos puntos de vista que respeto, pero que considero poco razonables y nada inteligentes.

sábado, 9 de julio de 2011

EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

Si usted sigue la información local de Málaga, verá con qué tesón se ha combatido en favor de que Arraijanal no se convierte en terreno edificable, ya que es uno de los pocos espacios libres con que cuenta el litoral malagueño. Por mi parte, me he sumado siempre y me sigo sumando a esa iniciativa. Arraijanal es esa zona libre de edificios que está situada entre Gudalmar el parador de Golf.
Lo que me cuesta entender es que el mismo gobierno que dice proteger el medio ambiente y ha parado los planes municipales sobre Arraijanal, haya ideado en Guadalmar ese monstruo de acero y de hormigón que va a dar entrada al aeropuerto. Se proyectó en los tiempos en que era ministra de fomento la malagueña Magdalena Álvarez, y se ha realizado la obra siendo ministro don José Blanco.
Aparte de que la obra es horrorosa y se carga la simplicidad ecológica de Guadalmar, al mismo tiempo que ha eliminado muchos árboles, para no molestar a las grandes empresas que se han instalado en la zona, el trazado casi roza el templo de Santa María Estrella de los Mares y se adentra en casa de los vecinos, que han acudido al Defensor del Pueblo. ¿Es así cómo se defiende el medio ambiente y la belleza de los paisajes malagueños?

domingo, 3 de julio de 2011

TIEMPO DE VACACIONES

Entiendo que no hay una manera ideal de vivir las vacaciones. La importante es poder disponer de unos días para descansar. Es una conquista social que hoy no pueden compartir los millones de personas que carecen de un trabajo, ni muchas gentes que trabajan en la agricultura, ni algunas madres de familia, ni los ancianos que viven sus últimos años en una residencia.
Para muchas personas, las vacaciones están asociadas a viajar. Para otras, entre las que me cuento, consiste en sentirse liberado de horarios, aunque se permanezca en el mismo lugar en que se vive habitualmente. Y se puede viajar de otras maneras, adentrándose por los caminos del espíritu. Unas veces, dedicando tiempo al silencio y a la oración, para encontrarse con Dios y con uno mismo. Otras, aprovechando para charlar con los amigos. Y siempre, para volver sobre algún libro ya leído o bucear en alguno nuevo. Lo importante es que diviertan, enseñen y ayuden a pensar. También, a desarrollar la imaginación, para curarse del realismo rampante en el que estamos sumergidos. Entre los que tengo sobre la mesa, están algunos que son clásicos, como Las Confesiones de San Agustín; Historia de un alma, de Santa Teresa del Niño Jesús; Cartas de Nicodemo, de J. Dobranczysky. Otros son actuales, como dos pequieñas joyas de la literatura espiritual: En la escuela del Espíritu Santo, de J. Philipe; y Perlas Teresianas, de las Carmelitas descalzas de Antequera. Y dado que el año pasado leí una vez más El hombre en busca de sentido, de V. Frankl, este año he dedicido completarle con otro del teólogo y filósofo catalán F. Torralba, El sentido de la vida. Es otra manera de vivir las vacaciones, tratando de dar respuesta a las preguntas que todos llevamos dentro y ejercitando la inteligencia que nos distingue a los humanos.

domingo, 19 de junio de 2011

CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS

Celebramos hoy la fiesta de Santa Trinidad, que nos invita a burcar el rostro de Dios y a centrar en Él nuestra mirada y nuestro corazón. Esta convicción me lleva cada día a que mi primera oración sea "Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo". Es mi forma de poner mi vida y mis tareas diarias bajo la providencia de Dios Padre, para que, siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Jesucristo, su Hijo, pueda lograr que mi actividad diaria se vea conducida e impregnada por el Espíritu Santo. Y en eso consiste la vida espiritual: en vivir cada acontecimiento de la jornada a la luz del Espíritu, siguiendo sus invitaciones.
El Dios en quien creemos se nos ha dado a conocer como Padre Bueno, creador del cielo y de la tierra; como el Hijo unigénito del Padre, que se hizo hombre, murió por nuestros pecados y ahora, resucitado de entre los muertos, esta a la diestra del Padre; y como el Espíritu, que es Señor y Dador de vida, que derrama el amor de Dios en nuestros corazónes y nos capacita para amar. Dios es amor, dirá san Juan, y nosotros hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos, pues quien no ama permanece en la muerte.
Es inútil pretender abarcar este misterio, el Misterio de Dios, con nuestra inteligencia limitada y finita. Los Padres de la Iglesia decían que el Misterio divino es semejante al sol, al rayo y a la luz, cosas diferentes cada una de las otras, pero que forman una unidad real entre sí.
Esta visión de Dios como familia, como comunión de la tres divinas personas, nos sugiere que nos vamos haciendo semejantes a Dios en la medida en que desarrollamos actitudes fraternas y comunitarias; y en la medida en que amamos a los demás. Cierto que somos imagen de Dios por el hecho de ser personas humanas, pero desarrollar la riqueza de la semejanza con Él se logra al desarrollar la empatía y la apertura a los demás; y al amar cada día más, enraizados en Jesucristo, que nos capacita para amar mediante el Espíritu que nos ha dado.

domingo, 29 de mayo de 2011

LA ASCENSIÓN, UN NUEVO MODO DE PRESENCIA DE JESUCRISTO

La Pascua está llegando a su final, y el próximo domingo celebraremos la ascensión del Señor. A nosotros, que vivimos inmersos en el espacio y en el tiempo, nos resulta difícil comprender el significado de la ascensión de Jesucristo. A primera vista, Jesús se ha alejado de nosotros, como parece sugerir el libro de Los Hechos de los Apóstoles, cuando afirma que los discípulos "lo vieron elevarse, hasta que una nube lo ocultó de su vista". Pero, con palabras de Benedicto XVI, "el Jesús que se despide no va a otra parte, en un astro lejano. Él entra en la comunión de vida y de poder con el Dios viviente", y los discípulos "saben que la 'derecha de Dios', donde Él está ahora enaltecido, implica un nuevo modo de su presencia, que ya no se puede perder; el modo en que únicamente Dios puede sernos cercano". O lo que es igual, Jesús no se ha alejado de nosotros, sino que se ha metido más dentro de nuestra existencia y ha elevado nuestra vida hasta la esfera de Dios.
Es natural que los discípulos, fortalecidos con este nuevo modo de presencia, con esta cercanía divina nueva y permanente, se sientan seguros y vuelvan a Jerusalén (a la brega diaria) con la paz, la fortaleza y la alegría de quien se sabe en las manos de Dios y sostenido por Dios. Pronto, el día de Pentecostés, se sentirán inundados e iluminados por el Espíritu Santo, que los llevará a comprender las palabras y promesas de Jesús. Entenderán, al fin, aquellas sugerentes y misteriosas palabras: "Me voy, pero volveré a vosotros".
La ascensión nos dice que Jesús, a quien ahora sólo vemos con los ojos de la fe, sigue a nuestro lado con un nuevo modo de presencia: el modo propio de Dios. Y nosotros tenemos la misión de ser testigos y voceros de que, en Jesucristo, Dios nos ha dado la Vida que no acaba. Por eso, para nosotros, vivir no es caminar hacia la nada, y mucho menos deteriorarse al ritmo de los años. Para un cristiano, vivir es ascender, crecer cada día en el amor a Dios y al hombre y desarrollar la parte más noble que se nos ha dado: el espíritu. Esa es nuestra vocación, nuestra meta y nuestra mejor calidad de vida.

miércoles, 25 de mayo de 2011

LA PAZ DEL CORAZÓN

A lo largo de este tiempo de Pascua, cada vez que Jesús resucitado se hace presente entre los suyos, les desea la paz. Esa paz honda, que es un fruto del Espíritu y distingue a las personas que han acogido el Evangelio y tratan de vivirlo con seriedad y alegría.
La fuente última de semejante paz es Dios; nuestra confianza en Dios y la certeza de que nada se mueve sin su consentimiento. Dicha confianza nos lleva a examinar la realidad que somos y la situación concreta en la que vivimos. En la medida de lo posible, debemos pedir a Dios que nos ayude a ser lúcidos y a transformar aquellos aspectos que con no estén en consonancia con el Evangelio. Pero conscientes de nuestra limitación, tras intentar poner todo de nuestra parte, hay que ofrecérselo al Señor y abandonarse en sus manos. Y luego, confiar en el Señor y en las luces que Él nos vaya dando.
Estas actitudesde confianza en Dios y de aceptación sincera de la realidad que no podemos transformar nos permiten vivir con esa paz profunda de la que nos habla el Señor resucirado. Es posible que las aguas de la superficie estén turbulentas, como sucede a veces en el mar, pero en la hondura del alma se reflejará esa paz que necesitamos para ser testigos del Evangelio, para ser personas que transmiten paz a todos.

domingo, 15 de mayo de 2011

EL DIÁLOGO CONYUGAL

Uno de los problemas más serios del matrimonio es su fragilidad. Me refiero al matrimonio de las parejas que se casan por la Iglesia, con voluntad de mantenerse unidas hasta que la muerte las separe. Y esta fragilidad se debe, entre otras causas, a la falta de comprensión, de confianza y de diálogo.
Entre las claves del éxito de las parejas, una es la convicción de que el matrimonio perfecto no existe, pues siempre surgen dificultades que hay que afrontar y superar. Para ello, el diálogo es un medio imprescindible. Y otra calve para que una pareja funcione es el diálogo. Me refiero a ese diálogo sereno y cariñoso por el que se abre el corazón al otro. Considero necesario que los cónyuges dediquen cada semana un tiempo largo a dialogar de todo. Desde la sinceridad, la escucha cordial y la claridad evangélica. Marido y mujer profundizarán en su confianza inicial en la medida en que dialoguen y no oculten al otro nada de su vida y de sus sentimientos, salvando el secreto profesional y poco más. Y hay que dialogar especialmente de todos aquellos sentimientos o actitudes que puedan interferir en la relación de la pareja, también del acoso sexual explícito o implícito al que se ve expuesto cada uno de ellos. Además de clarificar las situaciones, conviene saber que se cuenta con el apoyo del otro. Pero la función del diálogo no se limita a prevenir o resolver problemas, sino que llega a convertirse en una fuente inagotable de alegría compartida y el mejor y más alegre pasatiempo.
Uno de los temas que se deben afrontar en este diálogo es la vida de fe: La inquitude religiosa, las dificultades para orar, la vida de cada día como expresión del amor que los une, la incidencia de la eucaristía en la vida familiar, la educación que se está dando a los hijos, el uso evangélico del dinero del que disponen...
Cuando se desarrolla con sinceridad, con asiduidad, con respeto y con claridad, el diálogo es el mejor recurso de que disponen las parejas para fortalecer su unión, para disfrutar de la misma y para santificarse.

martes, 26 de abril de 2011

HEMOS RESUCITADO CON JESUCRISTO

La resurrección de Jesucristo no es igual que la resurrección de Lázaro o del hijo de la viuda de Naín. Estos revivieron, volvieron a la vida que conocemos. Pero necesitaron alimentarse, vieron cómo pasaban sus años y un día volvieron a morir. En el caso de Jesús de Nazaret, afirmar que ha resucirado significa que, en un hombre (también "Dios de Dios"), la vida humana ha dado un salto cualitativo: ha salido del espacio y del tiempo y ha dado e ntrado en el mundo nuevo, que está reservado a todos. Es un hecho real, que ha afectado a Jesús de Nazaret en su cuerpo y en toda su persona; es algo que ha acontecido en la historia humana, y que tiene consecuencias para todos los hombres, creyentes y no creyentes, más allá de la historia. En Él, en Jesucristo, ya han comenzado los últimos "tiempos" de la aventura humana. los definitivos.
El no se ha ido, aunque sólo le podamos ver con los ojos de la fe. De alguna manera, el Misterio de Dios ha inundado nuestra historia humana y nos envuelve, porque "en Él vivimos, en Él nos movemos y existimos".
Lo importante, ante este acontecimiento, no es aceptarlo como una verdad de fe; lo importante es encontrarse con Jesucristo muerto y resucitado. Él nos enseñó que podemos encontrarle en la escucha de la Palabra de Dios; en el servicio a los que nadie quiere y viven abandonados; en la comunidad de los creyentes reubida; en la celebración vida de los sacramentos; y de manera especial, en la celebración de la Eucaristía.
Descubrimos su presencia, porque nuestra vida entera y nuestra conducta empiezan a cambiar para bien. Para ello, hay que intensificar el deseo de Dios, hay que abrir el corazón a su llamada y hay que remover los obstáculos (las actitudes y comportamientos contrarios al Evangelio). Pero hay que hacerlo sin agobios y sin prisas, manteniéndonos a la espera para cuando Dios venga a la cita.

domingo, 17 de abril de 2011

TRES MANERAS DE ADENTRARSE EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

Estos días somos muchos los cristianos que tratamos de adentrarnos en el profundo misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Os sugiero tres maneras sencillas y fecundas. Después de tomar conciencia de que estamos con Dios, en la Presencia de Dios, con el deseo de encontrarnos con Dios, mediante la escucha de su Palabra, podemos hacer tres ejercicios. El primero, preguntarnos por la imagen de Dios que tenemos y por la imagen que nos presenta el profeta Isaías (42, 1-7; 49, 1-7; 50, 4-9; 52, 13-53, 11) y que se hace presente en Jesucristo: el Dios crucificado, que se transparenta en el rostro de todos los crucificados de la tierra, de los pisoteados, de los que mueren de hambre, de los ancianos abandonados, de los enfermos... Él nunca nos deja solos, y comparte nuestros miedos y dolores. El segundo, contemplar en las torturas y en la muerte de Jesús de Nazaret la fuerza destructiva del mal y adónde conducen el odio, la soberbia del poder, el egoísmo, la mentira, la traición de un amigo, la violencia... Y preguntarnos cada uno qué aportamos a la historia de cada día. Eso sí, conscientes de que el odio no tiene la última palabra, porque el Amor ha vencido al odio y ha desactivado al pecado y a la muerte. Algo que puede suceder también en tu corazón y en el mío, con la fuerza del Espíritu que habita en nosotros. El tercero, preguntarnos por el papel que estamos jugando en la pasión de Dios y en la pasión del hombre. ¿La indiferencia, que mira hacia otro lado? ¿La burla conformista de quien dice que el mundo es así? ¿La burla vengativa de quien disfruta cuando ve hundido al otro, al que ayer presumía de su poder y de sus bienes? ¿La rebeldía, que lucha desde dentro del propio corazón y en el propio corazón? ¿La misericordia de la Verónica? ¿La ayuda de Simón de Cirene? Lo importante es adentrarnos en el Misterio del Dios Amor, del Dios Crucificado, y a su luz, examinar también los abismos y la luz del propio corazón.

domingo, 10 de abril de 2011

YO HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA.

El evangelio de este quinto domingo de cuaresma nos invita a profundizar en la "vida nueva" que hemos recibido en el bautismo. Es una recomendación muy oportuna para los cristianos de hoy y de siempre. Por mi parte, pienso que podemos seguir tres líneas de reflexión y de oración. La primera es el cultivo de la vida espiritual, de la vida según el Espíritu que se nos dió en el bautismo. El hombre contemporáneo que vive en los países ricos, y nosotros formamos parte de dicha sociedad, se preocuoa mucho de mantenerse en forma y hace todo tipo de sacrificios por mantener la línea, ocultar las arrugas, conservar la agilidad... Pero apenas se ejercita en los valores del espíritu: la piedad, la lealtad, la solidaridad, la sinceridad, la bondad, la grandeza de alma... Todo aquello que san Pablo denomina frutos del Espíritu; o señales ciertas de que nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. Esa vida nueva, cuyo germen está en el Espíritu Santo que se nos ha dado, necesita alimentarse y crecer cada día, porque es necesario que juguemos bien los talentos que hemos recibido. La segunda línea de reflexión es la que nos enseña san Juan en su primera carta, cuando dice que nosotros hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos; y que la persona que no ama permanece en la muerte. Nos está recordando que Dios es Amor y que hemos sido creados para aprender a amar, pues estamos llamados a ser la imagen de Dios para el hermano. El amor se nos dio también en el bautismo, pues es una de las virtudes teologales, pero el ejercicio y el desarrollo de ese amor depende de la libertad de cada uno. La tercera línea de reflexión y de oración, en la que profundizaré la próxima semana, es la que se refiere a nuestra resurrección con Jesucristo. El Espíritu Santo es la prenda y garantía de que resucitaremos; pero es también el signo cierto de que ya hemos entrado en la vida del más allá, arrastrados por la fuerza salvadora de Jesucristo. De que hemos entrado en el ámbito de Dios: Nuestra salvación del pecado y de la muerte ya ha comenzado, aunque todavía no es completa.

domingo, 3 de abril de 2011

ENCONTRAR A DIOS EN LA BELLEZA

Son numerosas las personas que han descubierto el rostro de Dios a través de la belleza. Entre otras, el poeta P. Claudel. Por eso hemos organizado en la parroquia un concierto de música religiosa, que tendrá lugar el sábado 16 de abril, a las 20, 30 horas. El grupo Arsis Ensemble, que tiene a la parroquia como sede, nos ofrece una nueva ocasión para disfrutar, para orar y para acercarnos a la entraña de la fe cristiana, con obras de Tomás Luis de Victoria, en el 400 aniversario de su muerte. La asistencia es gratuita, como siempre. Acariciados por estas voces jóvenes y ya consagradas, podemos adentrarnos en la profundidad del Jueves Santo, con la Lamentación "Jod, manum suam"; en el amor tierno de la Vitrgen, con la "Salve Regina"; en el abrazo cálido de Jesucristo, con el motete "O Dómine Jesu Christe"; en la luminosidad de la Transcendencia que ha irrumpido en nuestra hostoria con la muerte y la resurrección de Jesucristo, mediante el motete "Duo Seraphim clamabant"; y en la confianza de la acción redentora de Dios Padre, en la antífona "Alma redemptoris". Porque la Semana Santa que vamos a celebrar no es un tiempo para el llanto y la tristeza, sino una llamada a descubrir la desconcertante belleza del Amor crucifocado y la Luz radiante y luminosa de la Pascua.

martes, 22 de marzo de 2011

SOMOS PORTADORES DE UNA BENDICIÓN

El domingo pasado, segundo de Cuaresma, nos presentaba la figura de Abrahán la primera lectura. Entre las promesas que le hizo Dios, hay una que cobra actualidad: que en él iban a ser bendecidas todas las genetes; o lo que es igual, que su descendencia, cada uno de nosotros los creyentes cristianos, somos portadores de una bendición para todos los hombres. Es algo que no debemos olvidar en nuestro mundo secularizado: Por el bautismo hemos recibido el don del Espíritu Santo y las virtudes telogales, la fe, el amor y la esperanza. Y pienso que la fe en Dios es lo mejor que podemos ofrecer a las personas que nos rodean. Decir a todos que Dios existe, que es infinitamente bueno, que nos ama y se ocupa de nosotros.
Igual que nos estamos movilizando los cristianos ante los más de cuatro millones de parados que hay entre nosotros, tenemos que movilizarnos ante tantos millones de personas que no han oído hablar de Dios y no saben que los ama. Es la gran bendición que debemos aportar a los hombres de hoy, pues hablar de Dios es algo que no hará nadie si no lo hacemos nosotros, los creyentes.
Muchos no saben lo que se pierden al olvidarse de Dios. La fe nos da fortaleza, generosidad, alegría, iniciativa, paz y esperanza. Me refiero a la fe vivida con seriedad y con hondura. Por eso, sin dejar de preocuparnos por el alimento, el vestido y el trabajo de los empobrecidos, tenemos que ocuparnos también en hablarles de Dios; en trasmitirles esta bendición de la que somos portadores. Y si te cuesta hablar de Dios, pregúntate por qué. No olvides que para hablar de Dios, hay que escuchar mucho a Dios leyendo y meditando las Escrituras, y hay que hablar mucho con Dios.

jueves, 10 de marzo de 2011

MIRAD QUE ESTAMOS SUBIENDO A JERUSALÉN

El miércoles, día 9 de marzo, comenzamos la Cuaresma con la imposición de la ceniza. En este rito se nos dijo: "Convertíos y creed en el Evangelio". Con estas palabras, la Iglesia nos ofrece, en la misa de cada día, y de manera especial en la cada uno de los cinco domingos, un itinerario para prepararnos a celebrar la Pascua: Para celebrar la resurrección de Jesús y su victoria frente al pecado y a la muerte.
Pero la conversión sólo nos la puede dar Dios. Lo que se nos pide a cada uno es que abramos el corazón a Jesucristo, para que Él nos transforme en personas auténticas; para que nos dé una vida de calidad humana y divina.
Nosotros podemos y debemos colaborar con este don de Dios, poniéndonos a la espera de su amor. Y los tres medios que nos recomienda la Iglesia son la ORACIÓN. Puede realizarse con ayuda de los santos evangelios, u otros demás libros de la Biblia, que nos enseñan todo lo que Dios ha hecho por nosotros. También, dándole sencillamenye gracias por la vida de cada día y por su presencia a nuestro lado; o alabando su grandeza y su bondad, mientras contemplamos el mar, las flores, los pájaros o los montes.
Otro medio es la LIMOSNA. Consiste en practicar las obras de misericordia. Amar no cuesta dinero, y a veces basta con una sonrisa, pues nadie hay tan pobre que no pueda darla, ni tan rico que no la necesite. Una de las actitudes más necesarias en nuestro mundo consiste en escuchar al otro, para que se sienta querido y acogido; y en visitar y acompañar a las personas mayores. Por supuesto que, en una sociedad como la española, con más de cuatro millones de parados, también es muy necesario compartir nuestros bienes. Cáritas es un buen camino para hacerlo.
Y finalmente, el AYUNO. Se puede ayunar de ver televisión, de comprar ropas caras, de dar respuestas desabridas, de escuchar o difundir cualquier tipo de comenrarios perjudiciales para el otro...
Pero lo verdaderamente importante consiste en abrir el corazón a Dios y acoger a Jesucristo, que sale a nuestro encuentro en la Palabra, en los sacramentos (muy recomendable el de la confesión de los pecados), en las celebraciones comunitarias, en toda persona que nos tiende una mano o está tirada al borde del camino. Porque vamos camino de la Jerusalén celestial, que se nos hará presente en la celebración de la Pascua, en la vigilia del sábado de gloria.

domingo, 20 de febrero de 2011

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS

Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Y dado que Dios es Amor, se deduce que hemos sido creados para ser amados y para amar. Hasta aquí todo resulta normal, pues vemos que las personas se sienten llenas y felices cuando son amadas y cuando aman; y que el que no ama ni busca amar, se va labrando su propio infierno.
Lo difícil es amar como nos ha encomendado Jesús de Nazaret: amar al que nos ha hace daño, al que no es amable ni parece tener nada que nos resulte atractivo, al violento que nos tortura y nos quiere quitar la vida... Por supuesto que es difícil, pero ese es el amor que nos recomienda Jesucristo, el amor que distingue a sus seguidores. Es así como amó Él, como han amado los santos y como amaron los mártires que murieron pidiendo por las personas que los habían torturado y les quitaban la vida.
Es un amor que está también a nuestro alcance, porque mediante el bautismo hemos sido liberados para amar y contamos con la presencia del Espíritu Santo, que derrama el amor de Dios en nuestros corazones. Por supuesto que nos cuesta, pero es posible también para cada uno de nosotros. Para lograrlo hay que tener paciencia, entrenar mucho cada día como hace un buen deportista y pedir a Dios que nos ayude a liberar nuestro espíritu de todo aquello que nos impide amar: egoísmo, orgullo, envidia... Por supuesto que no vamos a saborear y acoger ese amor en unos días, ni vamos a poder amar ya mismo a los que nos hacen daño, porque ese amor de buena ley que es fruto del Espíritu. Pero la oración, la ascesis y el entrenamiento nos ayudarán a amar y a progresar. Siempre será muy pobre nuestro amor, pero lo que importa es que siga creciendo cada día.

martes, 8 de febrero de 2011

LA ORACIÓN DE PETICIÓN

Con frecuencia, mientras estoy rezando en el templo, o en el confesionario, se me acercan algunas personas para que rece por ellas. La mayor parte de las veces es porque se van a operar o porque está enfermo grave un familiar o un vecino o un amigo. Yo tengo una especie de bolsa de peticiones que le presento al Señor cada día, cuando celebro la misa y cuando rezo la Liturgia de las horas. Si la persona que va a ser intervenida es la misma que se me acerca, le hablo de la unción de los enfermos y de la comunión. Suele ser la ocasión propicia para que hablemos de su fe en Dios, de Jesucristo y de la Virgen.
Cuando alguien me pregunta qué valor tiene la oración de petición, les digo que tiene un valor extraordinario. Por lo pronto ,es la forma de apostolado de los enfermos, de los mayores que no pueden acudir al templo y de las monjas y momjes de clausura. Siempre les digo a los enfermos que visito, y a los ancianos que están en las residencias, que también ellos son Iglesia, y que su apostolado consiste en rezar por la comunidad parroquial y por todos los que prestan algún servicio en ella.
Además, el que ora o pide oraciones está abriendo su corazón a Dios y cultivando su fe y su confianza en Él. De alguna manera, se está disponiendo a acoger la voluntad de Dios. Por otra parte, la oración de petición, cuando es sincera, transforma a la persona que ora, pues si oramos por un enfermo o por alguien que ha perdido el trabajo, es frecuente que escuchemos la voz de Dios, que nos pregunta qué hemos hecho nosotros por esas personas y qué podemos hacer.
Y lo que es más importante, por la comunión de los santos, la oración de petición nos lleva al océano misterioso de la misericordia divina, donde nos sentimos inundados por el amor de Dios y aprendemos a vivir la fraternidad con el otro, en las alegrías y en las penas.

jueves, 27 de enero de 2011

CONFIGURARSE CON JESUCRISTO

San Pablo, convertido de perseguidor en seguidor y testigo de jesucristo, cuando trata de explicar lo que le ha sucedido al encontrar la fe, dice que es como nacer nuevo, como morir y resucitar. El cambio que experimentó fue tan profundo, que llegará a decir: "Vivo yo, pero no soy yo; es Cristo quien vive en mí". Lo suyo fue una experiencia deslumbrante, un encuentro con Jesucristo que se produjo de manera inesperada y se fue desarrollándo a lo largo de toda su vida, en medio de los sufrimientos y de las alegría diarias.

Para explicar este cambio, los maestros de espiritualidad hablan de "configurarse" con Cristo. O lo que es igual, vivir un proceso de identificación con Él. La mayoría de los cristianos vivimos ese proceso de una manera progresiva y lenta. Lo que de verdad importa es que cada vez haya en nosotros más ideas de Jesucristo. La lectura diaria de los evangelios nos ayuda a desechar las ideas y convicciones que no son evangélicas y a asimilar los puntos de vista de Jesucristo en nuestro trato con Dios, con los demás y con el mundo. Porque hemos crecido en una cultura neopagana y la mayoría de nuestras ideas y convicciones son contrarias al evangelio.

Además de las ideas, el trato amisto con Jesucristo nos lleva a hacer nuestros sus sentimientos, a arrojar de nuestro corazón los resentimientos, la soberbia, la envidia, el afán de sobresalir, la violencia... y a revestirnos de los sentimientos de Cristo: La paz interior, la bondad, la alegría, la grandeza de alma, la humildad...

Y finalmente, a imitar los comportamientos de Jesús de Nazaret y sus actitudes para con Dios, para con el otro y para con las cosas. Es decir, a vivir con amor, siguiendo los mandamientos y en la estela de las bienaventuranzas. Y a entrenarnos cada día para amar. En una palabra, se trata de configurarnos con Jesucristo, para que podamos decir también nosotros: "Vivo yo, pero no soy yo; es Cristo quien vive en mí". O "mi vivir es Cristo".

domingo, 16 de enero de 2011

EL TIEMPO ORDINARIO

En el calendario litúrgico, que es el que rige nuestra vida de fe y nuestra celebraciones, se llama "Tiempo ordinario" a aquella parte del año que no pertenece al tiempo de Navidad ni al tiempo de Cuaresma y de Pascua. Para entendernos, son las semanas que discurren entre el Bautismo de Jesús, que tiene lugar el domingo posterior a los Reyes, y el miércoles de ceniza. Con éste, da comienzo la Cuaresma, que va seguida de la Pascua. Cuando termina la Pascua, allá por el mes de mayo, se vuelve otra vez al tiempo ordinario, que dura hasta finales de noviembre. No sé si todo resulta un poco enrevesado. Se conoce que un domingo pertenece al tiepo ordinario porque la casulla que viste el sacerdote para la misa es de color verde.
El tiempo ordinario es como volver a la vida de cada día, para vivirla a la luz de Jesucristo. Y en el segundo domingo, que celebramos el 16 de enero, le hemos pedido al Señor dos cosas: que nos ayude a cumplir su voluntad y a vivir de acuerdo con sus mandamientos (Salmo responsorial); y que llene con su paz nuestro corazón (Oración del comienzo de la misa). Esa es la fuente y la clave de la alegría humana. Pero, ¿como hacerlo?
Nosotros hemos creado un mundo en el que nos sentimos estresados, porque empleamos todo nuestro tiempo en conseguir dinero y así perdemos la salud física y psíquica. Y luego tenemos que emplear nuestro dinero para recuperar la salud. Además, no disfrutamos del hoy pensando en lo que sucederá mañana, y cuando llega mañana, vemos que se nos está agotando la vida, y ya sólo nos queda hablar de los recuerdos del pasado.
Jesús, dice el Evangelio, es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Primero, porque nos enseña a vivir con amor, con paz y con alegría, conscientes de que estamos en las manos de Dios y sus mandamientos (en el horizonte de las Bienaventuranzas) son la mejor receta para ser plenamente humanos. Y deamás, porque nos libera de todo de lo que nos impide amar: de la envidia, del egoísmo, de la avaricia, del orgullo, de los resentimientos... Ese es nuestro tiempo ordinario: la vida de cada día vivida en la presencia de Dios y dejándonos salvar por Jesucristo.

jueves, 6 de enero de 2011

EL CAMINO DE LOS MAGOS

Por supuesto que disfruto con la ilusión de los niños y de los mayores, sobre todo cuando los regalos son imaginativos. Pero la fiesta de los Reyes, para los cristianos adultos, es antes que nada, un ejemplo del caminar creyente. Sus actitudes siguen siendo válidas para nosotros hoy.
Son hombres que han dedicado sus vidas a buscar la verdad; de manera especial, la verdad de Dios y del hombre. Y un cristiano tiene que permanecer siempre en actitud de búsqueda, en actitud vigilante, para que las ideologías y prejuicios no le impidan descubrir a Dios.
Descubren la llamada de Dios en medio de su trabajo. Ellos escucharon esta llamada en el paso de una estrella que no esperaban. Nosotros podemos descubrirla en mil acontecimientos que se nos presentan cada día. En la persona que nos pide ayuda; en la que nos dice una palabra de aliento; en la que sufre; en la alegría de un nacimiento; en la primera palabra de un bebé... No sólo en los acontecimientos importantes, sino también en las minucias cotidianas.
Ante la llamada de Dios, se ponen en camino. No lo dejan para mañana ni empiezan a calcular las dificultades que les esperan. Siguen a Dios cuando los llama y en la dirección que les marcan la fe, el amor y la esperanza.
Cuando desaparece la luz (porque la oscuridad es esencial a la fe y todos tenemos nuestra noche oscura), cuando empiezan a tener dificultades y no saben qué hacer, acuden a preguntar a las personas expertas. Es lo que se conoce por acompañamiento espiritual, y que necesitamos todos en los momentos difíciles. Consultan, preguntan y se mantienen vigilantes hasta oír de nuevo la llamada divina con fuerza y claridad.
Cuando llegan a la presencia del Niño de Belén, le adoran: le ofrecen su vida y sus tesoros. No olvides que cuando nos encontramos con Dios, hay que adorarle y poner nuestra vida en sus manos. Nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras luces y sombras. Todo cuanto somos y todo llevamos con nosotros.