miércoles, 31 de marzo de 2010

Jueves santo: Dios se arrodilla ante el hombre

Lavar a los pies a los invitados era una costumbre práctica, ya que la cena se desarrollaba estando tumbados unos junto a otros. Era también un signo de acogiday de amistad. Este trabajo lo realizaban los esclavos. Lo sorprendente del gesto es que quiera hacerlo Jesús en persona, por lo que Pedro se opone a que le lave los pies. No acepta que el Maestro, de quien ha confesado que es el Hijo de Dios, le lave los pies, como si fuera un siervo, un esclavo.
Con su gesto, Jesús está anticipando su muerte en la cruz; una muerte que escandilazará a sus seguidores, porque era la muerte apropiada para los esclavos. Él se quiere presentar como el servidor de todos, identificándose con los esclavos. Es el Mesías Siervo, como había profetizado Isaías.
Impresiona ver a Dios arrodillado ante el hombre. No se presenta rodeado de nubes y de fuego, como en el monte Sinaí, sino como el servidor de todos. A quien tema que la fe en Dios disminuya la grandeza del hombre, les recuerdo que el Dios en quien creemos los cristianos es el Dios fiel y rico en misericordia;el Dios que nos espera con los brazos abiertos, y no teme en lavarnos los pies como un esclavo, para que descubramos la grandeza de su amor. Un amor que nos humaniza y nos hace libres.

sábado, 27 de marzo de 2010

Acercarse a la pasión del Señor

Con el domingo de Ramos, da comienzo la semana santa. Un tiempo oportuno para acercarnos al Señor y meditar en el sentido de su entrega; de su amor hasta las últimas consecuencias. Basta con mirar la cruz y preguntarse quién es el crucificado, por qué muere, por quién muere y cómo muere. Porque la cruz es la expresión más impresionante de la omnipotencia de Dios: su poder se manifiesta en que se deja matar y en que perdona.
Te invito a preguntarte qué papel juegas tú en el drama de la pasión. Con palabras de San Gregorio Nacianzeno, "si eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con Él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e incluso y si estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado (...) Si eres José de Arimatea, reclama el cuerpo del Señor a quien lo crucificó y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada, y verás también quizá a los ángeles e incluso al mismo Jesús".

sábado, 20 de marzo de 2010

Camino de la Pascua

La cuaresma es un tiempo de gracia y de purificación, para encontrar nuestro yo más auténtico con la ayuda del Señor. Es tiempo propicio para quitarnos la careta y caminar con sinceridad por los senderos del Evangelio. Siempre con la ayuda del Señor, porque todo es gracia.

Uno de los medios más eficaces es la práctica de la confesión de los pecados. Hay que empezar por reconocerlos abiertamente y, a la luz de la cruz de Jesucristo, valorar su gravedad y pedir perdón de ellos. Esta experiencia, que nos adentra en la misericordia infinita de Dios, nos lleva al arrepentimiento y a mantenernos vigilantes ante las seducciones que nos amenazan cada día. Además, el hecho de confesarlos es una buena cura de humildad frente al individualismo y la autosuficiencia que caracterizan al hombre postmoderno.

No importa si hace ya muchos años que dejaste de confesar. Anímate a dar el paso y procura hacerlo con seriedad y con hondura. El perdón de Dios es una gracia palpable, que nos llena de alegría y acrecienta nuestra esperanza; es un punto de arrranque de una vida nueva; es, como enseña Jesús en la parábola del hijo que pidio su herencia y la dilapidó, una fiesta que nos lleva a descubrir el verdadero amor de Dios.

viernes, 12 de marzo de 2010

Buscar el rostro de Dios: El camino de la oración

Lo más grande que puede hacer una persona es buscar el rostro de Dios. Para ello, contamos con el camino privilegiado de leer y meditar la Palabra de Dios. Pero sabemos que la fe en la divina revelación necesita también el incentivo de la razón, porque la fe y la razón son las dos alas que nos permiten volar, como recuerda con frecuencia Benedicto XVI. Por eso, un creyente jamás ha de tener miedo al desarrollo de las ciencias y de la filosofía.
Junto a estos dos senderos, está el camino de la oración, el que permitió a los místicos llegar a la comprensión más alta y más seductora de Dios. Este camino está también al alcance de todos. Podemos adentrarnos en él mediante la contemplación. Tras tomar conciencia de que estamos en la presencia y de Dios y manifestarle nuestro deseo de contemplar su rostro, basta con seguir lo que nos enseña San Juan de la cruz: "Olvido de lo creado, memoria del Creador, atención a lo interior y estarse amando al Amado". Para personas que tienen dificultad en adentrarse en la profundidad del mundo y de las cosas, resulta más práctico seguir el consejo de Santa Teresa y permanecer ante Dios hablando "de amistad con quien sabemos nos ama". Pero son muchos los que prefieren partir del hombre. Entonces la oración se puede convertir en un sencillo canto de acción de gracias, de bendición y de ternura por cada persona que ha puesto delante de nosotros y necesita nuestra ayuda.
En realidad, la escucha de la Palabra, el ejercicio de la inteligencia y la oración no son tres caminos alternativos, sino aspectos complementarios de un sólo camino de búsqueda, que empieza por la escucha, sigue por la reflexión y deja, luego, caminar al corazón tras las huellas del amor.

martes, 9 de marzo de 2010

La inteligencia, un camino hacia Dios

Benedicto XVI suele repetir con admirable constancia que fe y razón son las dos alas que nos permiten elevarnos hasta Dios. Además de descubrir el rostro de Dios vivo mediante la lectura y meditación de la Palabra, también el ejercicio de la inteligencia es un camino hacia Dios. Es lo que nos enseñan lols escritos sapienciales de la sagrada Escritura, que son una especie de puente entre la divina revelación y la sabiduría de los pueblos del entorno.
Para buscar a Dios por este camino, hay que hacer silencio en lo más hondo de nosotros mismos y dejar que afloren preguntas tan sencillas como estas: ¿Es posible que el azar sea el origen y la meta de un mundo cuyos secretos apenas estamos empezando a vislumbrar? ¿Por qué hay algo en lugar de nada? Esos anhelos de bondad, de verdad y de belleza que llevo dentro, ¿apuntan a un horizonte de sentido o son tendencias fallidas? ¿Por qué me reprocha la conciencia cuando pisoteo a los demás para conseguir mis caprichos? ¿Por qué decimos que el respeto de los derechos humanos es obligatorio para todos y en todas partes? ¿Por qué criticamos a quien conculca estos derehos?
Junto a estas preguntas, es importante preguntarse sobre lo que es la Belleza, la Bondad y la Verdad de Dios. Pero conscientes de que Él es siempre mayor y de que la mente humana sólo puede vislumbrar su presencia. No porque el Misterio sea oscuro, sino porque es un exceso de luz y nos deslumbra.

domingo, 7 de marzo de 2010

Buscar el rostro de Dios

La cuiaresma nos invita a adentrarnos en el misterio de Dios, a buscar su rostro. Porque Dios se revela cada díaq para cada día. Si piensas que ya conoces a Dios, decía San Agustín, quítate esa imagen de la cabeza, que no es Dios. Él es siempre mayor, sorpredente e inabarcables, y sólo podemos acercarnos a Dios cuando buscamos con humildad y con limpieza de corazón.
Un camino para descubrir su rostro es la escucha de la Palabra: leer el evangelio de cada día con actitud de humildad, porque Dios se da a conocer a quien le busca. Una lectura serena, transida del deseo de Dios. Más que preguntarnos qué tengo que hacer, tenemos que preguntarnos quién es el que me habla y qué me dice de sí mismo. La lectura y meditación asidua de la Palabra es el camino privilegiado para descubrir su rostro.

jueves, 4 de marzo de 2010

Comienza una nueva andadura

Me dirijo a todos los que tengan algún interés por los temas religiosos, pero de manera especial a los feligreses de Santa María Estrella de los Mares (Málaga). Cada día intentaré escribir algún pensamiento o sugerencia que nos pueda ayudar a vivir el Evangelio y crecer como personas.
Insisto en crecer como personas, porque el Evangelio nos abre un horizonte humano desconocido y nos invita a caminar. Nos enseña (y nos da posibilidades de hacerlo) a amar a todos, incluso a las personas que nos son atractivas o amables; a perdonar siempre; e disfrutar de una paz honda en medio de las dificultades; a ser libres como Jesús de Nazaret... Muchos no saben todo lo que se pierden al desconocer el Evangelio. Y la mejor manera de conocerlo consiste en leerlo y en meditarlo con sosiego.